jueves, 4 de abril de 2013

EL HOMBRE GILLETE
 
 
 



Las mujeres desde hace algunas décadas hemos sido víctimas de exigencias estéticas mayores que las de los hombres. En algún momento histórico los hombres decidieron que las mujeres no deberían ser velludas, y desde ese momento se ha perdido un montón de tiempo y dinero luchando contra la evolución natural, algunas mujeres incluso hemos llegado a interiorizar esas exigencias y no nos sentimos cómodas sin depilarnos, aunque también se le puede dar un uso práctico por ejemplo las que lo usan como una forma de evitar relaciones sexuales casuales, (es que no puedo estar contigo, porque no me he depilado). La presión es tan fuerte que cualquier mujer que asista a un lugar público sin depilarse sera inmediatamente estigmatizada, en primer lugar por las propias mujeres.

Pero la noticia es que ahora no son solo las mujeres, de alguna manera el sueño de algunas feministas en los sesenta se ha conseguido, por lo bajo (o por la entrepierna), pero esta nivelación depilatoria no parece producto de la lucha feminista. En la sociedad de consumo en la que estamos insertos, a una multinacional (no fue la primera, por supuesto, ya axe lo venía haciendo en otro sentido) se le ocurrió que la manera de aumentar sus ventas era inventado nuevos estándares estéticos, así como ya la imposición de la depilación en la mujeres o de la barba en los hombres venía siendo explotada, ahora se necesitaba una depilación TOTAL, y el turno era para el falo.

La apuesta es difícil, no es tan simple vender la idea a un hombre de que coja una cuchilla y se rasure la entrepierna luego de que Freud descrubriera el complejo de castración, es una habilidad que las mujeres hemos adquirido con años y aque ahora se pasa por ADN de mujer a mujer, pero se requirió casi un siglo para alcanzarlo, y aún así muchas no dominamos la técnica.

Lo primero fue llegarle a las mujeres, los hombres no hacen nada si no se ven obligados a hacerlo para esparcir su esperma, ya a algunas pocas nos estaba pareciendo que así como a nosotras se nos exigía la depilación a ellos también, y en efecto el prototipo de macho alfa, con pelo en pecho pues ya no nos resultaba tan sexy. Entonces si se cultivaba esa idea de que ellos también,  sería ahora una exigencia para los hombres el que se depilaran. Para esto la multinacional uso el humor, que mejor que una linda chica (es decir una chica, que cumpliera los estándares de belleza que  los hombres imponian) para decirles a ellos de forma humoristica que si quería ligar con ella ahora tendría que pasarse un tiempito en el baño, pasándose la navaja por sitios nuevos.

El segundo punto fue explicarles cómo hacerlo, ya los hombres tenian cierta habilidad con la barba, pero estos eran territorios inexplorados que requerían de una técnica más refinada, para esto se usaron vídeos ilustrativos, que para mayor comodidad usaban el doble sentido, el vello pubico paso a llamarse arbusto, el pene árbol, y el resultado fue este video ridiculo.

Y así fue como a los hombres se les impuso este nuevo estándar, bienvenidos al mundo de las exigencias estéticas poco pragmáticas. Lo mejor de todo es que parecen no habersen dado cuenta.

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