viernes, 19 de abril de 2013

LA LUCHA
 
Imagine que hay en usted dos fuerzas, una destructiva y otra más bien constructiva, en ocasiones las dos llegan a alianzas, pero las más de las veces parecen dividas, y en esa división está usted como tercero víctima de las dos.

Surge una invitación a hacer algo, la fuerza uno dice: no, la fuerza dos dice: sí, se necesita entonces más que una invitación, se necesita un reto o bueno al menos la promesa de algo, para que la fuerza negativa se interesé y deje esta vez que la fuerza positiva gane la partida.

La promesa llega y la decisión parece irrevocable, es un Sí!!!, casi una fatalidad, la fuerza positiva se relaja luego de su victoria.

Llega el día, y de manera incomprensible aunque no por ello menos significativa, se ha olvidado la invitación, o la promesa?, el reto?, quizás la fuerza negativa estuvo en conversaciones con el inconsciente esa noche, quizás lo chantajeó con una imagen de la niñez, o un sueño de gloria, en fin algo gratificante.

Pero aún no todo está perdido, está también la voluntad de la otra persona. Veamos que sucede en la otra persona: al tomar la decisión de la invitación calló con un gesto contundente a su fuerza negativa, ahora todo dependía de otra voluntad. Pero con el olvido la decisión parece volver a ella, una segunda oportunidad, otra invitación, gana de nuevo la fuerza positiva.

En el entretanto, en la voluntad primera, la fuerza positiva viene con sus reproches, habría que haber ido,  hay que ir ¡ya!, correr, pero estará todavía dispuesta la otra voluntad?.

Parece que sí, pero ahora hay que acomodar el encuentro a situaciones externas, la lluvia, un asunto que atender, se renegocia  la hora, parece que por fin se llega a un acuerdo. Pero inmediatamente se advierte que quizás el inconveniente no fue tan fortuito, que quizás nunca quisimos decir sí, pero ya dijimos que sí, es más, ya dijimos que sí dos veces, entonces la decisión es clara, solo faltan pequeños detalles, como ¿dondé?, la logística.

En el entretanto la voluntad dos, ha esperado, y la espera misma ha generado ciertas inseguridades, quiere ella que se produzca el encuentro?, y lo quiere ahora después que ha tenido que renegociar, perdiendo también ella un poco en la negociación, el tiempo pasa y se hace necesario poner un límite, una hora fatal que solo ella conoce, un término para que la vida continúe su ritmo normal, algo que cierre este paréntesis, y negocia con sigo misma una hora, la hora decisiva, todo será posible antes de esa hora, pasada esta, la suerte estará echada. Finalmente se siente un poco aliviada por dejarle este peso al azar, ahora solo queda esperar.

La hora decisiva llega, y ella se prepara para seguir, entonces entra la llamada, de nuevo la pelota llega a ella, ¿qué hacer? Se produce una batalla interna, la fuerza positiva le dice que quizás esta vez sí sea posible, que luego de toda esa lucha solo se necesita contestar, la fuerza negativa le recuerda la hora fijada, y le trae en un segundo la frustración de los intentos anteriores. Finalmente la fuerza negativa se apropia de la mano derecha y da como respuesta un cancelar llamada, para ser interpretado como una bofetada.

La lucha ha terminado. Aunque todavía podría llamar, no se necesita ni siquiera una excusa para no contestar si la llamada se hace en el momento inmediatamente después. Entonces le viene una frase de una amiga: ¡Eso es lo maravillo, que aunque podría no pasar, pasé!, y deja de nuevo el encuentro al azar. El azar sin embargo da una respuesta que se hace cada vez más contundente conforme el tiempo avanza: por su parte no habrá encuentro.

Luego viene el proceso que llaman duelo, pero entonces una sonrisa bosquejada señala que por fin algo se ha comprendido, que  más que el encuentro se buscaba la batalla por el encuentro, ambos han ganado, han recibido su dosis de emoción y frustración. Pero la sonrisa en potencia es borrada por otra certeza, la certeza de que si al menos uno de ellos hubiera deseado con toda su fuerza el encuentro, este habría tenido lugar.
 
ADVERTENCIA: LES PROMETO QUE ESTO NO SE VA A VOLVER UN BLOG LITERARIO

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