SER
GUÍA DEL LABORATORIO CANO
El Laboratorio Cano puede entenderse como un
cuestionamiento sobre quién tiene el poder para definir lo artístico, si el
Museo, si la Escuela, si el artista, si el Curador, si el visitante e incluso si el Guía[1].
Pero ¿Es el guía pertinente en esta exposición?, esta pregunta parece obligada
para cualquier guía que quiera cumplir con la exigencia de sinceridad que el
Laboratorio Cano parece reclamarnos.
La función del guía es controvertida en cualquier
exposición de arte contemporáneo, pero resulta además particularmente
problemática en esta. El guía del Museo de Arte, es la persona encargada de
verificar en el espectador los criterios de identificación sensible de la obra
de arte expuesta. El laboratorio Cano consiste en esa misma verificación hecha
exposición[2],
el laboratorio parte de la premisa según la cual actualmente no se reconoce en
la sensibilidad común un vehículo de conocimiento, y que exponer obras de arte debería
significar la determinación de criterios de identificación sensible que aporta
la obra de arte, para lo cual crea un teatro experimental invitando al publico
a ver un proceso antes que objetos artísticos. La exposición es ante todo la
escenificación de unas obras de arte en forma de proceso o, dicho de otro modo,
la exposición del proceso mediante el cual se escenifica un conjunto de obras
de arte . La diferencia con otras exposiciones está tanto en el punto de
partida de la sensibilidad como productora de verdad, como en la explicitación de la intensión de generar
conocimiento escenificando el proceso.
El guía jugaba un rol importante en las otras
exposiciones, precisamente porque se trataba de exposiciones de arte (no de
escenificación de procesos), exposiciones que buscaban satisfacer un goce
sensible sin obligar a reflexionar sobre la verdad de la sensibilidad, de allí
que la función del guía en estas exposiciones era llevar a la reflexión sobre
la sensibilidad que permitiría que este Museo, como Museo Universitario
cumpliera su función de ser horizonte de significación de la obra de arte.
Desde esta perspectiva el Laboratorio Cano no
requiere de guías porque tiene su propio espacio de verificación, la Zona de
Recuperación, donde el visitante entra en juego como espectador.
Difícilmente podría existir una exposición pensada
para necesitar de guianza, y una exposición en la que el guía se haga
estrictamente necesario puede considerarse como una exposición fallida. Aún
así, los guías existimos y lo hacemos en parte porque hay una demanda de
nuestros servicios.
Las visitas guidas son ante todo experiencias
colectivas, y su riqueza se encuentra en el intercambio de ideas sobre lo que
sucede en las sensibilidades producto del encuentro con la obra, la función
principal del guía es propiciar ese dialogo de manera que la experiencia
sensible de los participantes, y la de otras experiencias que el guía retiene
producto de recorridos anteriores, sea enriquecida, si esto es así, un experimento como El Laboratorio Cano,
podría enriquecerse con la función del guía en la medida en que como propuesta
académica este intercambio colectivo permitiría una mayor reflexión.
Más aún, si bien una exposición de arte se puede
considerar como fallida cuando se hace estrictamente necesaria la participación
del guía, en esta que es un experimento antes que una exposición, la función
del guía se torna necesaria. En primer lugar por una razón ética, que es la de
devolverle al público su estatus de visitante antes que de sujeto experimental.
Si El Laboratorio Cano es un experimento, no sobre los objetos de arte, sino un
experimento sobre la sensibilidad del público, el visitante se convierte en un
medio de experimentación antes que un fin en sí mismo, el guía en este caso debería devolverle a este
su dignidad privilegiando su sensibilidad antes que su posición de objeto
verificación. En segundo lugar, porque el guía debería recordarnos que aunque
se pretendan mostrar procesos (ya sean procesos curatoriales, o de
experimentación de la sensibilidad), el encuentro del público se da con objetos
presumiblemente artísticos ya que no es posible el encuentro sensible con
procesos, desde esta perspectiva el guía le devuelve a la obra de arte a la
exposición, evitando que esta se vuelva una exposición de estrategias
curatoriales para el proceso de verificación. En tercer lugar porque si bien la
Zona de Recuperación, fue pensada como un espacio de verificación, los espacios
por sí mismos no obligan a la verificación, es decir que el que en esta sala
existan unas residencias o que se coloque una línea del tiempo, o que se cuente
con un tablero y unas sillas etc., no hace por sí mismo a ese espacio un
espacio de verificación. La propia existencia de esta sala puede ser
criticable, ¿por qué llevar esta verificación lejos de la obra artística?, ¿no
podría esta sala estar simplificando y quitándole complejidad al contenido de
verdad de la sensibilidad?[3]
Estos son los peligros que el guía de esta exposición debe evitar, propiciando
tanto una verificación no alejada de la obra, evitando que la construcción
emitentemente pedagógica de esta sala le quite complejidad a su experiencia
estética, y dándole un uso de intercambio de ideas antes que de ambiente
pedagógico .
[1]
Solo queda por fuera el vigilante cuyo papel parece condenado a ser ignorado,
porque se asume que por su propia condición de presencia ciega y disciplinar,
no pudiera reflexionar sobre su papel en determinación de la obra de arte.
[2]
Esto se debe a que el profesor Burgos, fue tanto mentor de El Laboratorio Cano,
como de La Escuela de Guías, y ambos espacios los llevó bajo la misma
justificación teórica.
[3]
Como en la segunda obra de residencia que muestra en fotos la forma en que el
visitante tiene ciertos contactos permitidos o prohibidos con la obra, pero ¿El
visitante no tuvo ya oportunidad de experimentarlos el mismo?, o ¿Incluso no
estaba acaso la propia obra pensada para obligar a estos contactos?, por qué las
fotos nos muestran las huellas sobre la arena, es decir contactos que
perdurables e incluso evidente, y no otras más sutiles, y menos presupuestas
por la obra misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario