viernes, 8 de enero de 2021

Tal vez escribo más por mí que por tí y finalmente lo hago parecer como un sacrificio que hago por ti, puede ser... no sé tampoco por qué quiero obligarme a escribir en esta relación, quizás porque siento que eres tú la persona indicada para que yo lo intente.

Siendo así, quisiera escribir sobre los cumpleaños, sobre mis cumpleaños, tus cumpleaños, los cumpleaños de los otros, e intentaré además pasar esto como un regalo de cumpleaños, como el regalo que nunca será.

Un escritor norteaméricano que se llama Henry Miller, un día escribió “siempre supe, que estaba destinado ha ser la clase de hombre, que se está destinado ha ser, por haber nacido un 25 de diciembre”. Miller nació un 26 de diciembre, y esta era una especie de reproche a su madre por no haberle permitido nacer el 25. Yo nací un 25 de diciembre y siempre he considerado el nacer este día como un mal comienzo.

Este mal comienzo, lo he utilizado (de manera no justificada, por supuesto) para darle poca trascendencia a los cumpleaños de los otros. Es así que siempre olvido las fechas de cumpleaños, hecho que incluso mis allegados parecen perdonarme, tampoco recuerdo haber dado grandes regalos por este motivo; mis “grandes” regalos han sido dados cuando lo he sentido, o he tenido la oportunidad, y luego los hago pasar por regalos de cumpleaños simplemente para no dar regalo de cumpleaños.

El hecho de dar regalos me parece una circunstancia interesante, aunque problemática. No me gustan por ejemplo esos regalos obligados, como en la lluvia de sobres o la lista de regalos, lo considero incluso un acto violento, !Si tengo que regalar, al menos que sea lo que yo quiera!.

Recuerdo la primera y tal vez única vez que mis padres me dieron dinero por regalo de cumpleaños, lo rechacé de manera grosera, sentí que no se habían tomado el tiempo para pensar qué regalarme (debía tener unos 13 años), luego con los años pienso que perdí la oportunidad de obtener ese dinero (y que tampoco llegué a saber que cantidad era), pero conservo la impresión de que se trata de un acto lo suficientemente perezoso de su parte como para considerarlo un regalo.

Tampoco me gusta que la gente me diga qué regalarle, en ese caso creo que existe el perjuicio contra la persona que regala de que no podrá hallar el regalo perfecto, o un regalo mejor de lo que el homenajeado piensa. Es decir que me considero una persona que sabrá qué regalar, si es que quisiera hacerlo.

Tu cumpleaños, es un fecha. Yo he señalado que preferiría que las fechas no importasen entre nosotros, cuando lo dije en realidad pensaba en esas fechas que festejan los meses de las relaciones, por lo que me pregunto ahora si quiero en realidad que pasemos por alto tu cumpleaños. Pienso que es imposible que esto pasé, es decir que no depende de mí, en parte porque cumplir años en nuestra sociedad es tener más años, y esto tiene un significado social y culturalmente.

Quiero pensar ahora como un ejercicio mental, lo que podría significar estos 28 años en ti, y me pregunto qué tienen de distintos estos 28 frente a los 27. Pienso que muchas cosas han cambiado en estos, tus 28 años. Estas en Bogotá, estas lejos de tus padres, estas saliendo conmigo (no con otra persona, o no estas solo), tienes un trabajo en específico, vas al gimnasio. Esto sin duda hace que estos sean unos cumpleaños particulares, más allá de que sean los 28, es decir acercándonos a los 30 (época en la sociedad juzga qué tan exitosos somos).

También pienso en lo que significa para mí el que cumplas los 28 ahora que salimos. Me gustaría en realidad que cumplieras años en un momento donde nos conociéramos mejor, tuviésemos más certezas, y sobre todo tuviese yo menos miedo a dar más. Pero no es así, y además ya te expresé en esta carta mi reserva personal frente a los cumpleaños, pero eso no quiere decir que no haya pensado en darte un regalo.

En efecto lamento haberlo pensado tanto y no haber echo más (podrías al caso recibir mi reflexión sobre tu cumpleaños, como un regalo?). Durante esta reflexión sobre tu cumpleaños he pasado por varias etapas, la primera es tu cumpleaños como la oportunidad que tengo yo de regalar, en este sentido me dan ganas de regalarte lo que me gustaría comprar pero no puede ser para mi por ser mujer, o por mi estatura, o porque no lo usaría, es el tipo de regalo que daría a mi papá, es decir me gusta esto como objeto, pero no puede ser para mí entonces se lo doy a alguien que quiera o que considere lo merece. Si esto fuese así, te regalaría unos pantaloncillos de superman, o del hombre araña.

Luego paso a otra etapa del regalo, que consiste en algo que solo yo podría regalarte, algo para que me recuerdes, algo que sea tan hermoso que nunca quieras deshacerte de él, así no sigamos. En esos momentos quiero darte algo grande, algo hermoso, algo único, una antigüedad por ejemplo.

También pienso en algo que pudieras necesitar, algo útil, y encuentro que podrías necesitar muchas cosas, pero siento que estaría queriendo brindarte algo de bienestar material y no quiero que me veas así, no quiero hacer eso por nadie En este caso te daría ropa.

Pero luego pienso que lo que querría es darte algo justo, que no sea como un sacrificio, que no sea como una apuesta a futuro, a un futuro incierto, y esto porque yo no soy  ese tipo de persona (que lo da todo, sin esperar nada a cambio), ¿pero qué sería lo justo?, acaso algo pequeño en consideración a nuestro poco tiempo?, acaso algo tierno, algo exótico...

No sé, solo quiero que sepas que en realidad lo pensé.

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