Tal vez escribo más
por mí que por tí y finalmente lo hago parecer como un
sacrificio que hago por ti, puede ser... no sé tampoco por qué
quiero obligarme a escribir en esta relación, quizás porque siento
que eres tú la persona indicada para que yo lo intente.
Siendo así,
quisiera escribir sobre los cumpleaños, sobre mis cumpleaños, tus
cumpleaños, los cumpleaños de los otros, e intentaré además pasar
esto como un regalo de cumpleaños, como el regalo que nunca será.
Un escritor
norteaméricano que se llama Henry Miller, un día escribió “siempre
supe, que estaba destinado ha ser la clase de hombre, que se está
destinado ha ser, por haber nacido un 25 de diciembre”. Miller
nació un 26 de diciembre, y esta era una especie de reproche a su
madre por no haberle permitido nacer el 25. Yo nací un 25 de
diciembre y siempre he considerado el nacer este día como un mal comienzo.
Este mal comienzo,
lo he utilizado (de manera no justificada, por supuesto) para darle
poca trascendencia a los cumpleaños de los otros. Es así que
siempre olvido las fechas de cumpleaños, hecho que incluso mis allegados parecen
perdonarme, tampoco recuerdo haber dado grandes regalos por este
motivo; mis “grandes” regalos han sido dados cuando lo he
sentido, o he tenido la oportunidad, y luego los hago pasar por
regalos de cumpleaños simplemente para no dar regalo de cumpleaños.
El hecho de dar
regalos me parece una circunstancia interesante, aunque problemática.
No me gustan por ejemplo esos regalos obligados, como en la lluvia de
sobres o la lista de regalos, lo considero incluso un acto violento,
!Si tengo que regalar, al menos que sea lo que yo quiera!.
Recuerdo la primera
y tal vez única vez que mis padres me dieron dinero por regalo de
cumpleaños, lo rechacé de manera grosera, sentí que no se habían
tomado el tiempo para pensar qué regalarme (debía tener unos 13
años), luego con los años pienso que perdí la oportunidad de
obtener ese dinero (y que tampoco llegué a saber que cantidad era),
pero conservo la impresión de que se trata de un acto lo
suficientemente perezoso de su parte como para considerarlo un regalo.
Tampoco me gusta que
la gente me diga qué regalarle, en ese caso creo que existe el
perjuicio contra la persona que regala de que no podrá hallar el
regalo perfecto, o un regalo mejor de lo que el homenajeado piensa.
Es decir que me considero una persona que sabrá qué regalar, si es
que quisiera hacerlo.
Tu cumpleaños, es
un fecha. Yo he señalado que preferiría que las fechas no
importasen entre nosotros, cuando lo dije en realidad pensaba en esas
fechas que festejan los meses de las relaciones, por lo que me
pregunto ahora si quiero en realidad que pasemos por alto tu
cumpleaños. Pienso que es imposible que esto pasé, es decir que no
depende de mí, en parte porque cumplir años en nuestra sociedad es
tener más años, y esto tiene un significado social y culturalmente.
Quiero pensar ahora
como un ejercicio mental, lo que podría significar estos 28 años en
ti, y me pregunto qué tienen de distintos estos 28 frente a los 27.
Pienso que muchas cosas han cambiado en estos, tus 28 años. Estas en
Bogotá, estas lejos de tus padres, estas saliendo conmigo (no con
otra persona, o no estas solo), tienes un trabajo en específico, vas
al gimnasio. Esto sin duda hace que estos sean unos cumpleaños
particulares, más allá de que sean los 28, es decir acercándonos a
los 30 (época en la sociedad juzga qué tan exitosos somos).
También pienso en
lo que significa para mí el que cumplas los 28 ahora que salimos. Me
gustaría en realidad que cumplieras años en un momento donde nos
conociéramos mejor, tuviésemos más certezas, y sobre todo tuviese
yo menos miedo a dar más. Pero no es así, y además ya te expresé
en esta carta mi reserva personal frente a los cumpleaños, pero eso
no quiere decir que no haya pensado en darte un regalo.
En efecto lamento
haberlo pensado tanto y no haber echo más (podrías al caso recibir
mi reflexión sobre tu cumpleaños, como un regalo?). Durante esta
reflexión sobre tu cumpleaños he pasado por varias etapas, la
primera es tu cumpleaños como la oportunidad que tengo yo de
regalar, en este sentido me dan ganas de regalarte lo que me gustaría
comprar pero no puede ser para mi por ser mujer, o por mi estatura, o
porque no lo usaría, es el tipo de regalo que daría a mi papá, es
decir me gusta esto como objeto, pero no puede ser para mí entonces
se lo doy a alguien que quiera o que considere lo merece. Si esto
fuese así, te regalaría unos pantaloncillos de superman, o del
hombre araña.
Luego paso a otra
etapa del regalo, que consiste en algo que solo yo podría regalarte,
algo para que me recuerdes, algo que sea tan hermoso que nunca
quieras deshacerte de él, así no sigamos. En esos momentos quiero
darte algo grande, algo hermoso, algo único, una antigüedad por
ejemplo.
También pienso en
algo que pudieras necesitar, algo útil, y encuentro que podrías
necesitar muchas cosas, pero siento que estaría queriendo brindarte
algo de bienestar material y no quiero que me veas así, no quiero
hacer eso por nadie En este caso te daría ropa.
Pero luego pienso
que lo que querría es darte algo justo, que no sea como un
sacrificio, que no sea como una apuesta a futuro, a un futuro
incierto, y esto porque yo no soy ese tipo de persona (que lo da todo,
sin esperar nada a cambio), ¿pero qué
sería lo justo?, acaso algo pequeño en consideración a nuestro
poco tiempo?, acaso algo tierno, algo exótico...
No sé, solo quiero
que sepas que en realidad lo pensé.
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