domingo, 19 de mayo de 2013


CONSUMIDORES EN TIEMPOS DE ESCASEZ
La tragedia de Bangladesh ha llamado la atención de algunos de nuestros columnistas más interesantes, CesarRodríguez, Rodrigo Uprimny, Daniel Samper Pizano.  Todos parecen coincidir en que se trata de un problema de la fase actual del capitalismo globalizado, que  busca mano de obra barata en los países del tercer mundo sin preguntarse por las condiciones laborales, y esta lejanía impide que se establezca empatía entre la mano de obra y el consumidor, de otra parte exime de responsabilidades a la marca. También hacen un llamado al consumo responsable.

Hace algunos días se subió a la buseta un señor solicitando ayuda, había trabajado no sé cuantos años en un lavadero de carros, único empleo que consiguió luego de ser desplazado, y ahora estaba sufriendo de reumatismo y ya no podía seguir trabajando en quizás el único empleo que una persona de su edad, desplazado y sin educación puede obtener.

El año pasado, se expusieron una serie de videos dentro de la exposición Poetas en Tiempos de Escasez. Uno de ellos era una pieza que mostraba distintas tomas de una fabrica china de confecciones abandonada, de manera bellísima aparecían las tomas de unas mujeres a las que el trabajo en esta fabrica se les había inscrito en su cuerpo.

Lo que me sugieren estos ejemplos, es que quizás lo de Bangladesh solo sea un ejemplo despiadado de lo que viene sucediendo hace mucho, y que no se relaciona necesariamente con que estas fabricas estén lejos del consumidor. Luego de la lucha del movimiento obrero, pareció que se alcanzarían las condiciones laborales dignas, pero lo cierto es que eso nunca llego si quiera a generalizarse, la implementación de nuevas tecnologías tampoco ha hecho más humano el trabajo, ahora existen otros trabajos que no son principalmente corporales y a los que quizás por una cuestión elitista se les conceden mejores condiciones laborales, pero el trabajo obrero sigue siendo igual de repetitivo y mortal en la contemporaneidad.

Sorprende también un poco, que las empresas de “marca” también acudan a los mismos modelos de producción y aún así sigan siendo inaccesibles para la clase media y baja. Pero deja dudas  la invitación de Uprimny de consumo responsable “aún cuando sea más caro”, me preocupa que ahora solo una élite tenga el privilegio de vestir con moralidad. También me parece de doble moral el artículo de Daniel Samper Pizano, sí la ropa cara se hace en estas maquilas, pero la ropa de San Andresito también.

 ¿Qué significa un consumo responsable?, creo que en efecto esto debe pasar por utilizar el poder de compra para exigir de las empresas mejores condiciones para los trabajadores, pero debe ir más allá de eso,  en efecto se trata de un asunto de empatía, pero no solo de empatía con las mujeres a miles de kilómetros de distancia, sino incluso con el señor de la buseta, el señor del semáforo, con todos, incluidos nosotros mismos, no  está también este sistema explotandonos a nosotros?.

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