CONSUMIDORES EN TIEMPOS DE ESCASEZ
La tragedia de Bangladesh ha
llamado la atención de algunos de nuestros columnistas más interesantes, CesarRodríguez, Rodrigo Uprimny, Daniel Samper Pizano. Todos parecen coincidir en que se trata de un
problema de la fase actual del capitalismo globalizado, que busca mano de obra barata en los países del
tercer mundo sin preguntarse por las condiciones laborales, y esta lejanía
impide que se establezca empatía entre la mano de obra y el consumidor, de
otra parte exime de responsabilidades a la marca. También hacen un llamado al
consumo responsable.
Hace algunos días se subió a la
buseta un señor solicitando ayuda, había trabajado no sé cuantos años en un
lavadero de carros, único empleo que consiguió luego de ser desplazado, y ahora
estaba sufriendo de reumatismo y ya no podía seguir trabajando en quizás el
único empleo que una persona de su edad, desplazado y sin educación puede
obtener.
El año pasado, se expusieron una
serie de videos dentro de la exposición Poetas en Tiempos de Escasez. Uno de
ellos era una pieza que mostraba distintas tomas de una fabrica china de
confecciones abandonada, de manera bellísima aparecían las tomas de unas mujeres a las
que el trabajo en esta fabrica se les había inscrito en su cuerpo.
Lo que me sugieren estos
ejemplos, es que quizás lo de Bangladesh solo sea un ejemplo despiadado de lo
que viene sucediendo hace mucho, y que no se relaciona necesariamente con que
estas fabricas estén lejos del consumidor. Luego de la lucha del movimiento
obrero, pareció que se alcanzarían las condiciones laborales dignas, pero lo
cierto es que eso nunca llego si quiera a generalizarse, la implementación de
nuevas tecnologías tampoco ha hecho más humano el trabajo, ahora existen otros trabajos que no son principalmente corporales y a los que quizás
por una cuestión elitista se les conceden mejores condiciones laborales, pero
el trabajo obrero sigue siendo igual de repetitivo y mortal en la contemporaneidad.
Sorprende también un poco, que
las empresas de “marca” también acudan a los mismos modelos de producción y aún así sigan
siendo inaccesibles para la clase media y baja. Pero deja dudas la invitación de Uprimny de consumo
responsable “aún cuando sea más caro”, me preocupa que ahora solo una élite tenga el privilegio de vestir con moralidad. También me parece de doble moral el
artículo de Daniel Samper Pizano, sí la ropa cara se hace en estas maquilas,
pero la ropa de San Andresito también.
¿Qué significa un consumo responsable?, creo
que en efecto esto debe pasar por utilizar el poder de compra para exigir de
las empresas mejores condiciones para los trabajadores, pero debe ir más allá de eso, en efecto se trata de un asunto de empatía,
pero no solo de empatía con las mujeres a miles de kilómetros de distancia,
sino incluso con el señor de la buseta, el señor del semáforo, con
todos, incluidos nosotros mismos, no está también este sistema explotandonos a
nosotros?.
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