La izquierda y la segunda vuelta en Colombia
No recuerdo la
última ocasión en que la izquierda colombiana reflexionó en
extenso sobre el papel que debería asumir de cara a las próximas
elecciones presidenciales. La conclusión general parece ser la que
podríamos llamar el “voto con asco”, esto es el voto por Santos
aún cuando se trata de un neoliberal.
La pregunta es sin
duda un cuestiona miento moral que se hace la izquierda, frente al
ser consecuente con su ideología en esta particular coyuntura, más
allá de una simple preferencia se puede interpretar como una
decisión desesperada frente a lo que puede ser el panorama de un
vuelta al poder del uribismo.
Se pueden
identificar tres o cuatro posiciones frente a esta segunda vuelta. La
de la izquierda que votará por Zuluaga, esta posición fue defendida
por el escritor William Ospina, quien en su artículo del espectador1
señala que entre los dos males, prefiere el uribismo a la vieja
élite colombiana. Con su voto, Ospina castiga a Santos por su
pertenencia de clase, culpable de los males de este país durante el
último centenario, y su participación en el gobierno de Uribe del
cual pretende salir sin macula.
Para Ospina si bien
ambos son neoliberales, Zuluaga representa otra clase que no es
aburguesaría decimonónica, la posición de Zuluaga le parece
coherente y más propicia para una posible paz, que la paz de Santos
que podría no cumplir con lo prometido.
Dentro del Polo
Democratico (el partido de centro-izquierda), la coyuntura ha
generado divisiones entre los sectores que de un lado apoyan a santos
a regañadientes y los que llaman al voto en Blanco. Entre los
últimos la principal figura es el senador Robledo, para este votar
por cualquier de los dos resulta una contradicción, claramente se
situá desde ya en su lugar como oposición bajo cualquier
desenlace.2
De otro lado se
encuentra la parte del Polo que ante el temor de que Zuluaga sea
electo, prefiere votar por Santos. La principales razones de estos
son: que ante todo se debe evitar a cualquier costa la vuelta al
poder del uribismo, que se pasó por la galleta todo la legalidad, e
insititucionalizó el narcoparamilitarismo. En segundo lugar,
consideran que el voto por Santos es un deber frente al compromiso
que tiene la izquierda con la paz, algunos sectores un poco más
críticos, entienden que se trata de un modelo de paz que no tiene en
cuenta al campesinado ni resuelve de fondo los problemas del país,
pero aún así lo prefieren frente a el obstáculo que significa para
el proceso de paz, la elección de Zuluaga.
Algunos análisis en
este mismo sentido, intentan superar la contradicción que significa
votar por el neoliberalismo de la elite gobernante, señalando cómo
históricamente los grupos oprimidos se han visto en la obligación
de apoyar a una parte de las élites para evitar que el sector más
oprimente de sus libertades llegue al poder.3
En muchos de estos
análisis se considera inmoral para alguien de izquierda el votar en
blanco u abstenerse, ya que en cualquier de los dos casos el
beneficiado seria el candidato Zuluaga habiendo hecho caso omiso del
llamado historico por la lucha de la institucionalidad frente al
peligro que significa la vuelta al poder del Uribismo4.
Desde el inicio
todos estos interrogantes se dirigen a la una pregunta moral, sobre
cuál debería ser el papel de un votante de izquierda en estas
elección, aún cuando la izquierda misma no tengan el peso electoral
para ser decisiva en las próximas elecciones. Lo que todas
posiciones muestran de la percepción del votante de izquierda es de
un lado la máxima moral de coherencia, esto va desde el radicalismo
que podría pedir la absoluta coherencia como para no votar bajo
ninguna circunstancia por el neoliberalismo, o las posturas
“moderadas” del menor de los males.
Considero que el
argumento de la paz es el más peligroso por ser el menos reflexivo
de todos, de qué tipo de paz hablamos, qué pasará si no se
consigué y aún cuando se consigua que significa esta para la
izquierda?, es en realidad esta forma de paz la prioridad para el
país?.
En segundo argumento
es más real, en efecto la izquierda sabe muy bien lo que el Uribismo
significa para la institucionalidad, para las libertades públicas
etc.
Pero finalmente lo
que molesta de esta posición de izquierda es la abierta referencia
la voto con asco5,
para otros el voto con miedo6,
pienso que esa no debe ser la actitud de una persona de izquierda
para acudir a las urnas, el no quiero pero me toca me parece que es
el lugar común de esta posición, y creo que no permitirá a la
izquierda tener la fortaleza necesaria para hacer oposición que es
precisamente la única fatalidad para la izquierda de cara a estas
elecciones.
1http://www.elespectador.com/opinion/de-dos-males-columna-495794
2http://www.bluradio.com/66195/mi-conciencia-me-impide-votar-por-zuluaga-o-santos-senador-jorge-robledo
3http://palabrasalmargen.com/index.php/articulos/nacional/item/ser-de-izquierdas-y-la-segunda-vuelta-electoral-reflexiones-desde-la-teoria-politica?category_id=138
4http://www.semana.com/opinion/articulo/maria-jimena-duzan-votar-por-conviccion/390714-3
5http://palabrasalmargen.com/index.php/articulos/nacional/item/son-los-abstencionistas-y-los-partidarios-del-voto-en-blanco-simplemente-superficiales-dogmaticos-y-egoistas?category_id=202
6http://www.semana.com/opinion/articulo/antonio-caballero-resignacion-miedo/387943-3